A modo de representación concentrada en 60 minutos, como si se tratara de un sketch cómico alargado, esta obra se presenta como un soplo de aire fresco. Divertida y sin muchas pretensiones, Lolita Flores y Luis Mottola se presentan ante el público con ganas de sacar una sonrisa e, incluso, alguna risa a boca llena.
Ángela es un ángel que se presenta en el ascensor que coge Marcelo para impedir que lleve a cabo lo que tiene en su pensamiento. Sin desvelar mucho, el se presenta como un pobre hombre que no tiene nada que perder, sin objetivo y sin ganas de continuar luchando. Ángela intentará hacerle ver que aún puede cambiar su futuro. ¿Cómo? Eso lo tenéis que descubrir sentándoos en la butaca.
La complicidad entre Flores y Mottola es básica en esta comedia rápida y sencilla que bebe de los dos personajes/intérpretes en su totalidad. Ella, entregada a su personaje, invita a la espectadora a despreocuparse y olvidar qué hay fuera del teatro, haciendo pasar un buen rato. Él se acopla de manera perfecta a la evolución de “su” personaje a lo largo de la trama.
Amena, fresca y con un tiempo adecuado, esta producción está empaquetada con una escenografía sencilla y completa, con todos los elementos necesarios. El juego de luces, colores y sonidos, acaban de redondear un buen pasatiempos teatral.