El eterno dilema entre ética y tecnología

L'inframón

L’inframón
29/09/2016

L’inframón es una obra que bascula entre la filosofía y la ciencia-ficción. En un futuro no muy lejano, un hombre crea un reino virtual poblado por hologramas. Cualquier persona del mundo real puede entrar en él, con una identidad ficticia, y actuar sin normas ni límites. La libertad se convierte en libertinaje, puesto que los actos carecen de consecuencias. Es decir, algo como un Second Life, pero mucho más evolucionado.

Con esta premisa, la dramaturga norteamericana Jennifer Haley crea un thriller inquietante que mantiene el espectador en tensión todo el rato. Conforme la obra avanza vamos descubriendo las interioridades de unos personajes que se mueven entre el mundo real y el inframundo, o lo que antes se llamaba Internet. En el mundo real, la detective Morris quiere detener al autor del reino virtual, el cual da rienda suelta a los pederastas para que satisfagan sus fantasías más abyectas. Pero a decir verdad, ¿de qué delito se le puede acusar si los habitantes del inframundo no son personas sino hologramas? ¿Qué es lo que se está castigando? ¿El deseo, la imaginación? El conflicto entre la ética y la tecnología está servido.

L’inframón se estrenó en California en 2013 y en Barcelona se estrenó durante el Festival Grec 2016. Ahora ha inaugurado la temporada 2016/17 en el Teatre Lliure de Gràcia y cuenta con un reparto impecablemente escogido. Andreu Benito es el personaje oscuro que Mar Ulldemolins, la joven detective, quiere cazar. Joan Carreras es el visitante soñador y Víctor Pi, el hombre desesperado. Los cuatro, dirigidos por Juan Carlos Martel Bayod, están espléndidos en un montaje que presenta un escenario dividido en dos partes: en la que está enfrente, el mundo real, frío y minimalista; en la que está detrás, el mundo virtual, lleno de fantasía, de colores y de música. Es un imaginario que invita al sueño, aunque no todos los sueños son lícitos igual.

Si os apetece ver un thriller imprevisible, original, impactante y que os dé que pensar, tenéis que ir a ver L’inframón. Saldréis del teatro con un montón de preguntas en la cabeza.

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