¿Cómo debe ser no percibir el cuerpo como propio?, ¿Sentirse extraño/a dentro de una carcasa de carne con la cual no te identificas? En un mundo binario, donde todo debe ser etiquetado para resultar comprensible, aceptado y normalizado, las personas transgénero se sienten incomprendidas, aisladas de todo y de todos.
Con una delicadeza infinita, Limbo, de L’era de les impuxibles, explica el tránsito de la Berta para convertirse en Albert. Una pieza de teatro-danza excepcional que muestra la angustia que vive aquel que emprende el viaje hacia el otro lado. La música en directo de Clara Peya transmite a la perfección los altibajos emocionales del proceso y consigue sumergir al espectador en este viaje íntimo, valiente y solitario protagonizado por Mariona Castillo y hacerlo partícipe del mismo. Sin lugar a dudas, el gran acierto de la obra es la dulce batalla que el yo femenino de Berta –Tatiana Monells– y el yo masculino de Albert –Ariadna Peya-, una coreografía enérgica que acierta en la diana para expresar las dudas, decisiones, pérdidas y sueños de esta aventura hacia la luz, de este camino hacia la libertad de escoger quien somos.