¡La culpa era de las mujeres, como siempre!

L'habitació del costat (The vibrator play)

L’habitació del costat (The vibrator play)
24/11/2018

La autora de esta obra Sarah Ruhl se inspiró en el libro The Technology of Orgasm: Hysteria, the Vibrator, and Women’s Sexual Satisfaction de Rachel P. Maines.
La obra se estrenó en 2009 y en 2010 fue seleccionada para varios premios Tony. Se ha representado en más de una docena de escenarios de todo el mundo.
El texto no es original. La idea de la historia asociada a la insatisfacción sexual femenina ya fue descrita en el Antiguo Egipto y tanto Platón como Aristóteles basaron la teoría de la histeria en el mito según el cual el útero (hysteros) puede causar toda clase de enfermedades. Galeno ya la describió como insatisfacción sexual y recomendaba masajes vaginales para curarla.
Durante la época victoriana una de cada cuatro mujeres (principalmente de clase alta, ociosas, aburridas y despreciadas por sus maridos), fueron diagnosticadas de histeria. Sin embargo, era fácil de tratar. Los médicos estimulaban a las mujeres hasta el “paroxismo histérico” (orgasmo). Para facilitar las cosas en aquella época se inventó el primer vibrador mecánico. Aunque sea difícil de creer, es la realidad de lo que sucedía en aquel momento. A finales del siglo XIX, en plena revolución industrial, el inicio de la iluminación eléctrica de las ciudades coincide con la psiquiatría tradicional relegada pronto por Freud
Nada de nuevo por tanto en la obra de la “Habitación del lado”. Nos hace reír por el patetismo de la situación, la ignorancia de las mujeres de su propia sexualidad, la incapacidad de los hombres para dar una vida sexual satisfactoria a sus parejas y la complicidad femenina. La aplicación cómica y esperpéntica del vibrador se convierte en el eje de la historia (y en el justificado subtítulo de la obra). Y entre vibración y vibración fluye un texto poco vibrante.
Los elementos nuevos en esta obra son la crítica de una sociedad burguesa, insolente, reaccionaria y con ciertos toques de racismo. Aparece también de refilón la homosexualidad y el onanismo.
La obra critica también la ignorancia científica, la supuesta potencia sexual de los hombres, la incapacidad del amor y el distanciamiento de la pareja por falta de una relación sexual satisfactoria.
El único personaje normal (y terapéutico) es una nodriza negra que además de amamantar al hijo de la pareja del médico pone en evidencia la frustración sexual de las mujeres. Esta es la parte antirracista del texto.
El escenario es elegante, de aspecto ovalado en que siempre está presente la sala de espera de la consulta del médico y la sala de tratamientos separados por una puerta casi invisible que permite oír pero no ver a su través.
Un final feliz con el médico y su mujer abrazados semidesnudos bajo los copos de nieve es lo más flojo de la representación.
Yo la recomiendo porque no hay fantasía, ni ficción ni imaginación. No es creativa pero es la CRUDA Y REAL HISTORIA sobre todo de las mujeres sometidas a los caprichos de los hombres y de la sociedad.
La obra tiene, como los vuelos transatlánticos, un despegue emocionante, después un vuelo tranquilo demasiado largo y un aterrizaje sin demasiadas complicaciones.

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