Drama, humor y thriller se mezclan en este texto de Josep Maria Miró que nos invita a mirar hacia atrás para vernos en el presente. La nostalgia no sirve de nada, asegura uno de los personajes, pero parece que el texto no opina lo mismo.
La senyoreta Mercè, es una maestra de primaria jubilada que visita a tres de sus exalumnos para saber qué ha sido de ellos. Un personaje a medio camino entre lo tierno y lo siniestro interpretado de forma magistral por Francesca Piñón, gracias a la cual la obra va adquiriendo un tono de thriller inquietante conforme avanza la trama. ¿Qué busca esta señora realmente? ¿Cómo consigue desquiciar al resto de personajes con sus preguntas tan sencillas y directas? Esta maestra es una especie de pepito grillo que coloca un espejo ante sus exalumnos para invitarles a ver lo que sus sueños y miedos han hecho con ellos.
A través de una estructura de diálogos cruzados el reconocido dramaturgo catalán nos permite ir desgranando la historia de cada personaje como un rompecabezas, desde que abandonaron aquella habitación blanca de colegio donde todo estaba por dibujar y escribir hasta la actualidad. Así, conocemos a un exitoso arquitecto con familia, un introspectivo agente de seguridad de supermercado y una acelerada consultora de comunicación embarazada. Tres perfiles que aparentemente no comparten nada más que la maestra que les enseñó a leer y escribir, es decir, a dar forma a su mundo.
La obra cuenta con un fuerte ingrediente social por el tratamiento que hace del acoso escolar o el bullying. Un discurso que se cuela de forma sutil en el entramado narrativo para recordarnos la facilidad con la que miramos a otro lado y negamos la violencia con tal de protegernos. Un recordatorio de que todos, incluida la senyoreta Mercè, hemos sido cómplices. Y una invitación a que dejemos de serlo.