Tras unos primeros años erráticos, el Teatro del Raval ha encontrado finalmente su camino con el teatro musical de pequeño formato. Todo empezó con una idea arriesgada y comprometida, La vampira del Raval, y su éxito fue tan notable que desde entonces han desfilado por este espacio las interesantes Goodbye Barcelona y Germans de sang. Y a la espera de la anunciada La Moños, llega ahora este destripador… que finalmente ha resultado más entusiasta que efectivo.
No se puede pasar por alto que montar un musical a día de hoy, con la que está cayendo, es una tarea enorme y de entrada muy meritoria. Pero una vez dejamos aparcada esta consideración, hay que decir que la propuesta de L’esbudellador de Whitechapel es pobre en muchos aspectos. La música es más que aceptable y los actores cantan con cierta competencia, sobre todo Clara Altarriba en el papel de Mary Kelly, pero el sonido no es el más adecuado, el texto tiene una resolución pésima y en muchas escenas se nota la falta de experiencia. No puedo aprobar, pues, este musical hecho con más ganas que ingenio. Un musical, en definitiva, que sirve para seguir creando hábito en el teatro del Raval y sobre todo para seguir un camino que seguro volverá a llevar piezas más que notables.