Se han dicho ya muchas cosas de este montaje que empezó con gran éxito a finales del 2017 y que ha ido repitiendo fortuna en cada una de sus reposiciones. Se ha dicho que es un canto a la amistad, que es un buen retrato de tres mujeres muy diferentes unidas a través de los años por varias circunstancias, que supone una hábil mezcla de drama y comedia, que deslumbra por sus trabajos interpretativos, etc. Se ha dicho todo esto, y todavía más, pero añadiría que es una de las direcciones más acertadas de Sílvia Munt desde El preu. Quizás cuesta de entender que no se haya escogido a actrices más jóvenes, sobre todo cuando la parte de la universidad dura más de media obra, y que en alguna ocasión el tono de la pieza parezca peligrar, pero en general estamos ante un trabajo meticuloso y con un gran sentido del ritmo. La elección del escenario desnudo y de las proyecciones (solo en la segunda mitad de la obra) también podría ser un tema discutible, a pesar de que al final se resuelve gracias a tres actrices que lo llenan todo con su sola presencia. Las tres saben navegar muy bien por las cambiantes personalidades de sus personajes, pero quizás Clara Segura se lleva el favor del público gracias a una Rose que despierta simpatías desde el primer minuto. Un buen trabajo de conjunto que todavía podría dar para alguna reposición más…
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