Conocimos a Duncan Macmillan hace unos años con la obra Pulmons, que significó el primer gran éxito de crítica y público de Sixto Paz Produccions. Ahora la compañía vuelve a él y parece ser que el público está respondiendo con la misma calidez, porque si una cosa tiene Macmillan es que conecta con los espectadores de forma directa, sin muchas complicaciones ni subterfugios. Es cierto que algunos tildarán la obra de ingenua o de naif, que es un adjetivo que se le adecua bastante, pero creo que el texto afronta con originalidad una historia que podía haberse representado como un drama psicológico de gran empaque. Lejos de esto, el autor lo convierte en un ejercicio interpretativo, en un desafío y también en un juego teatral donde el público acaba teniendo un peso importante. Precisamente aquí está el éxito de la pieza: en poner el peso en la colectividad y en hacer surgir las historias del mismo patio de butacas…
Pau Roca, único y fantástico intérprete, asume toda la responsabilidad de este pequeño experimento, y ya desde antes de empezar va estableciendo con el público una serie de vínculos que no se romperán en ningún momento. De hecho, su interpretación absolutamente naturalista, el derrumbamiento de la cuarta pared y los golpes de efecto que nos reserva la pieza acaban para convertir el espectáculo en un acontecimiento. Esto, que de entrada siempre es positivo, puede presentar a la larga algún pequeño inconveniente. Y es que una obra como esta requiere un espacio pequeño y un público atento, a pesar de que a veces puede acabar atrayendo a espectadores que buscan otras cosas… y que con su actitud pueden romper el frágil equilibrio que propone Macmillan.