Sergio Peris-Mencheta nos da una lección de historia de la economía a través de esta versión de la obra de Stefano Massini con la ayuda de 5 actores-músicos, que llegan a hacer hasta un total de 120 personajes en las más de tres horas que dura el espectáculo, a un ritmo trepidante.
¿Qué sabemos de los orígenes del gigante financiero Lehman Brothers? Conocemos su pasado más reciente y su final: su quiebra en 2008 incendió los mercados y aceleró la crisis mundial de la que aún no nos hemos recuperado. Con Lehman Trilogy nos adentramos en los comienzos de este icono de la crisis, fundado por tres hermanos judíos que llegan a América en 1840, momento en el que comienzan su negocio con una humilde tienda de telas. Con ese punto de partida, a través de juegos escénicos y divertidos números musicales, el espectáculo nos va contando cómo las decisiones empresariales, las propias circunstancias vitales de la familia y el azar bien aprovechado les lleva a montar todo un imperio. El espectáculo combina a la perfección una gran cantidad de datos históricos, económicos e incluso análisis de la historia, con el humor y la parte más humana. Una proeza por la que creo que sería genial que a este tipo de obras fuera el público más joven, es una gran lección de historia que entra sola, mucho más instructiva que un libro de historia al uso.
En cuanto a lo propiamente teatral, a la gran habilidad para contarnos la historia del capitalismo, se le suma un ritmo que nos introduce aún más en ese mundo de producir cuanto más mejor: continuamente se suceden personajes, historias, canciones, bailes, música… Da la sensación que los 5 artistas se multipliquen apareciendo por cualquier punto del escenario, dotando al espectáculo de un dinamismo vibrante. Y es que Oscar Martínez, Ferran González, Pepe Lorente, Darío Paso, Leo Rivera y David P. Bayona hacen un trabajo brutal, a pesar de la velocidad con la que deben cambiar continuamente de personaje, no fallan ni un segundo: caracteres bien dibujados, coreografías de escena súper medidas y coordinadas, añaden además música y voces en directo, ellos mismos son los encargados de tocar los instrumentos… Es un gustazo ver artistas así encima del escenario, aunque sea durante tres horas, una duración quizás excesiva.