La historia escrita por Chorderlos de Laclos a finales del siglo XVIII ha sido llevada a escena y a la gran pantalla en numerosas ocasiones, siendo la más icónica la versión protagonizada a finales de los 80 por Glenn Close, John Malkovich y Michelle Pfeiffer. Sin embargo, la versión que nos presentan Patiño y Facal presenta una puesta en escena muy diferente a la que, hasta ahora, estamos acostumbrados a ver. Precisamente, este es uno de los grandes aciertos de la producción, la cual conserva la transgresora historia de la novela original, pero esta transgresión también se extrapola con mucha valentía en la forma de narrar y de presentarnos la historia. En este sentido, nos encontramos con una puesta en escena totalmente moderna, con un escenario casi desnudo y con elementos propios de un concierto contemporáneo. Además, se utilizan recursos sonoros y técnicos totalmente actuales, los cuales contrastan a la perfección con la historia y con otros elementos propios del siglo XVIII. Pero lo más sorprendente de todo es que esta fusión encaja a la perfección y en ningún momento resulta forzada, más bien lo contrario, hay una total armonía entre ambas que dota de personalidad y de un gran atractivo en la obra.
El equipo artístico muestra una gran complicidad en escena, defendiendo muy bien sus personajes y llegando a plasmar de forma eficaz el estilo del espectáculo. Así, las aportaciones sonoras y musicales son escenificadas en directo por los mismos actores, las que consiguen crear una atmósfera no gratuita de las situaciones y ayudan a recrear y a hacernos sentir el mundo interno de los personajes. Por otra parte, la dirección está marcada por un dinamismo que mantiene siempre muy arriba el montaje, el cual no pierde la atención del espectador ni por un momento, enlazando las diferentes escenas con una continuidad picada gracias al buen uso de los diferentes personajes en escena. Nos encontramos ante un espectáculo diferente y original, del que podremos disfrutar, y mucho, si dejamos abierta nuestra mente, mostrándonos del todo receptivos y estando dispuestos a dejarnos sorprender.