Una comedia inteligente

Lapònia

Lapònia
31/01/2019

Por alguna razón, la comedia comercial acostumbra a tener que cargar con una serie de injustos prejuicios que son un verdadero lastre por la calidad del género. Entre los productores que creen que la inteligencia y la sutileza son enemigas del éxito generalista, los creadores que piensan que el humor no es un espacio digno para explicar historias importantes y el público poco exigente que se conforma con que les hagan reír con cualquier cosa, la cartelera se acaba llenando de propuestas fáciles, tópicas, gruesas y estridentes que quedan bien lejos del verdadero potencial de este género. Afortunadamente, todavía quedan espectáculos como Lapònia que apuestan por hacer comedia desde el ingenio, partiendo de un conflicto interesante, sirviendo de espejo costumbrista de la sociedad que somos y que generan debate desde el entretenimiento.

El texto de Cristina Clemente i Marc Angelet recuerda al teatro de Yasmina Reza (Arte, Un dios salvaje), donde un debate cotidiano desencadena una hilarante discusión que llega a tener implicaciones profundas. El ritmo de esta pieza de un solo acto es excelente y los diálogos, frescos y con algunos giros sorprendentes. Quizás alguno de los personajes (muy bien definidos desde el primer momento, por otro lado) resulta un poco cargante. Además, la ampliación del conflicto inicial deriva a un exceso de ramificaciones que puede despistar el espectador en un cierto punto, puesto que se llega a debatir de demasiados temas a la vez: familiares, sentimentales, sociales, culturales, etc. A pesar de esto, la originalidad del montaje es muy destacable, así como un cierre final más que satisfactorio y, lo más importante: te deja dentro del cuerpo algunas dudas que dan pie a la conversación y la reflexión, una vez se sale del teatro.

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