La esencia del Brossa más festivo

Laberint striptease

Laberint striptease
21/04/2019

Laberint striptease es un compendio de diferentes cosas: un clarísimo homenaje a Brossa, una reivindicación del cabaret como género, una evocación nostálgica de la Barcelona canalla de los setenta y ochenta, y la continuidad natural de este Cabaret 13 que Roberto G. Alonso se inventó hace unos años. Lo que está claro es que Joan Brossa habría aplaudido el espectáculo hasta hacerse daño en las manos. Todo empieza con el ya tradicional recibimiento a los espectadores, para pasar después a una serie de números donde se mezclan música, canciones, originales stripteases (el del piano, el de la gallina o el del cura) y un humor elegante, pero que también puede volverse corrosivo y punzante. En este sentido, toda la parte final dedicada a la política más rancia, a la iglesia y al fútbol resume muy bien las intenciones del poeta… tan vigente hace cuarenta años como ahora mismo.

La ejecución del espectáculo, ideado y dirigido por el propio Alonso, es impecable. A partir de un cabaret con diferentes puertas, con mucha cortina y el punto justo de misterio, encontramos una  obra donde las coreografías, las acrobacias, las ocurrencias y los experimentos vocales se dan la mano de forma admirable. Una cantatriz (Elena Martinell), un músico (Jordi Cornudella), una stripteasista (Laura Marsal), un saltimbanqui (Davo Marín) y un maestro de ceremonias (Roberto G. Alonso) son suficientes para crear un universo brossiano ejemplar, resumido con la exposición de objetos que acaban reposando en el escenario al final de todo. Un auténtico cabaret literario, como se decía antes, que no tendría que quedarse aquí…

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