Zarandeados

La Zaranda: El grito en el cielo

La Zaranda: El grito en el cielo
15/09/2015

El humor es la clave que utiliza La Zaranda para incorporar, en un teatro crudo de edulcorantes, todo el dolor y la muerte que evitamos pensar en el día a día. «Todo saldrá bien», repite un personaje, al igual que nos repiten continuamente mensajes en redes sociales, anuncios de televisión e innumerables títulos de literatura de autoayuda. Pero a veces las cosas no van bien y el hecho de hablar, de ponerlo sobre el escenario, ayuda, en casos como el de esta obra, a digerirlo. A compartirlo con el resto de seres vivientes que nos acompañan en la platea, con los que coincidimos en esta antesala de la muerte que es, en el fondo, toda vida. Ayuda, porque su retrato caricaturizado de personajes de edad avanzada que cargan artilugios de hierro, desnormalizar y demuestra la despersonalización de ciertas residencias donde cuerpos desfallecidos pasan los últimos días con el nombre cambiado por un número. Y nos hace sentirnos identificados con el absurdo de unos servicios funerarios que ofrecen productos y buscan negocio en momentos en los que lo que más se necesita es calor humano. Y lo que más me ha gustado es que lo hacen poniendo, en la boca de los más grandes (e improductivos), la poesía.

Son temáticas que a menudo muchos evitamos pensar y hablar, armados con nuestra sonrisa de «todo irá bien», y cuando La Zaranda nos sacude (nos zarandea) desde el escenario, sentimos en la platea llantos y ataques de risa. Al tiempo que desbloquean reflexiones, desbloquean emociones, nudos e inquietudes que algunos llevamos encima y que no son tan diferentes de los hierros que mueven arriba y abajo los personajes durante la obra.

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