Con un gran contenido histórico-didáctico

La Zanja

La Zanja
06/04/2019

Muchas veces he pensado que la historia que ha transcurrido a través de generaciones pesa sobre nuestras vidas, costumbres y tradiciones. También pesan los rencores y los odios. Los siglos y la desaparición de personas parece que no permiten olvidar y que la historia se transmite como si fuese un gen o como las canciones, rondallas y cuentos se transmiten por vía oral. Este es uno de los contenidos de esta obra de Diego Lorca y Pako Merino que son los protagonistas de La Zanja ya que son los dos únicos actores, los directores y los dramaturgos.

El otro pensamiento de la obra de la Titzina es que la historia se repite, que las personas no evolucionan al ritmo de la técnica y que el poder, el abuso del fuerte sobre el más débil, la explotación de unos sobre los otros o el interés por encima del respeto son un continuum a lo largo de la evolución de la humanidad.

De una manera muy clara y mediante cuatro personajes representados por los dos actores van describiendo los hechos actuales y los de hace más de cinco siglos, todos ellos entrelazados, saltando uno por encima del otro pero sin equívocos ni malos entendidos. Todo es fácil. Sabemos la historia pero es bueno recordar. Y por ello tiene este tono didáctico. El teatro es esto. El teatro debe explicar historias reales o imaginadas pero tiene la obligación de transmitir algo, de denunciar hechos pasados o actuales, de obligar a reflexionar. El teatro puede ser también divertimento, pero a mí, personalmente, me llega más, si además me dice algo.

El diseño de la escenografía lo debemos a Titzina, a Núria Espinach y a escenografía Castells. Es sencilla como toda la obra pero tanto el color como los materiales son muy adecuados para reforzar el contenido crítico. Lo mismo ocurre con la iluminación de Albert Anglada y Diego Lorca que además nos lleva de la mano a comprender los  cambios de personajes y de siglo. Yo recomendaría que hicieran funciones matinales para institutos. Nuestros jóvenes deben conocer la historia sin la épica y la tergiversación con la que nos ha llegado a nosotros para entender también la facilidad con que se puede repetir.

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