De la tele al teatro

La vida resuelta

La vida resuelta
05/10/2014

En principio, ser guionista de televisión no debería ser un inconveniente a la hora de aventurarse a escribir una obra de teatro, más allá de ciertos posibles tics propios del medio audiovisual. Sin embargo, parece que algo no ha acabado de funcionar en el salto de Marta Sánchez y David S. Olivas, conocidos por sus trabajos en series como 7 vidas o Aida, del guión de sitcom a la dramaturgia teatral, ya que el resultado no está a la altura de lo que se podía esperar. El espectáculo se sostiene sobre un esqueleto muy bien estructurado que contiene todos los elementos necesarios para construir una buena comedia. El problema es que todo parece demasiado forzado: las situaciones, las reacciones de los personajes, los giros argumentales, los malentendidos y, lo que es peor, la gracia de los chistes. La obra tiene algunas ocurrencias realmente divertidas pero no las suficientes para salvar la papeleta. Incluso las partes más serias o reflexivas parecen surgir de forma artificial y, por tanto, es difícil que el espectador se relaje y se deje llevar por la historia. Es una lástima porque el punto de partida es bastante jugoso y el espacio (una guardería) ciertamente original. Pero ni siquiera el actor protagonista (Carlos Santos) tiene suficiente carisma ni vis cómica para conseguir la empatía del público. El director, Juan Pedro Campoy, tampoco ha sido capaz de sacar provecho de las virtudes de la propuesta y, en cambio, ha potenciado el histrionismo que no sirve más que para evidenciar los puntos flojos. La actriz Adriana Torrebejano es la única que demuestra un total sentido del ritmo a pesar de que su personaje, a veces, no resulta del todo verosímil. En cualquier caso, el montaje tiene puntos simpáticos, ideas ingeniosas y algunas réplicas hilarantes que, como conjunto, no acaban de cuajar pero, al menos, están allí, aunque sea de forma aislada. Habría, pues, acabar de pulir el producto (empezando por el texto) para que de verdad brillara como parece que podría hacerlo y redondear este conjunto de tramas del agridulce desenlace de las cuales podría ser un gran final si no fuera porque el recorrido no es bastante satisfactorio.

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