Sorpresa y fascinación es lo que me ha producido esta obra teatral de David Ives basada en la novela de Leopold Von Sacher-Masoch y que fue llevada al cine por Roman Polanski al 2013. No sabría definir “La venus de les pells”. ¿Es teatro dentro del teatro? No lo sé. Ives crea de una manera muy inteligente una situación compleja entre un director de teatro y una actriz aspirante a participar en una obra en la que los papeles de dominación y sumisión no están claros y se van modificando a lo largo de la obra. Los personajes se mezclan, se superponen, se confunden, se intercambian los papeles, juegan con la obra y al mismo tiempo juegan con la realidad. Los de ficción acaban engullendo a los reales. Es un entramado de personalidades y sexualidad. ¿Dónde empieza la realidad y dónde acaba la ficción? Las fantasías sexuales acostumbran a reproducir las necesidades afectivas y relacionales. El marqués de Sade, conocido por haber sacado a la luz el sadismo fue un escritor maldito como lo fue Masoch un siglo más tarde por describir prácticas sexuales contrarias a les de Sade (necesidad de ser dominado) y que actualmente tanto unas como otras entran en la clasificación de parafílias que demuestran una personalidad desbocada en el terreno sexual. El texto de David Ives, con el trasfondo de la sexualidad, es un juego para hablar de la dominación, la sumisión, el poder y la humillación. En este montaje se introducen matices feministas que pueden confundir inicialmente pero que enriquecen mucho el texto.
El cambio de registro de los dos protagonistas te permite pasar de la realidad a la escena con una velocidad de vértigo sin ningún cambio de vestuario ni de atrezzo un detalle más que demuestra el magnífico trabajo de Rubén de Eguía y Raquel Ferri bajo la dirección de Guido Torlonia. Cabe destacar la iluminación (Lluís Serra) y el espacio sonoro (Ricardo González) así como la escenografía de Sebastià Brosa y Paula Bosch, sencilla, muy adecuada y convincente. Es un texto difícil y muy bien traducido por Neus Bonilla. Vale mucho la pena.