Secretos enterrados

La tortuga de Califòrnia

La tortuga de Califòrnia
21/07/2015

A veces las historias quedan dormidas entre cuatro paredes y, cuando alguien las visita, despiertan y lo despiertan.

La tortuga de California es una reflexión sobre la maldad, pero también un thriller familiar de los que engancha, puesto al servicio de cuatro grandes actores (a destacar la más joven, Clara de Ramón, y la más grande, una genial Ana Güell que hace olvidar que está actuando). El factor humano es el punto fuerte de un montaje sencillo, bonito, y que consigue crear en el público este efecto voyeur, creando el ambiente cerrado y viciado de una familia que guarda, con un silencio palpable, secretos enterrados. Nos sacó del teatro emocionados, debatiendo y comentando el tema. Es una buena sorpresa de este Grec.

Pero La tortuga de California es también una de esas obras que hacen que miremos atrás, a nuestro pasado, si queremos. Personalmente, me ha hecho pensar en las historias terribles de la guerra civil y la dictadura que, a pesar de no ser tan horripilantemente masivas como las de los nazis, siguen cerradas entre paredes y enterradas entre huesos sin nombre. Que probablemente siguen bajo el techo de los que fueron responsables y que hacen que nos preguntamos, al igual que la protagonista de la obra, si la maldad hereda, corrompiendo los corazones y pudriendo las entrañas.

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