La tortuga de Califòrnia es uno de aquellos casos de «pon un nazi en tu obra» para intentar aumentar el impacto dramático de la historia. Un recurso efectista y, en mi opinión, del todo innecesario para intentar profundizar en la naturaleza de la maldad y la influencia de la historia familiar sobre nuestra vida. Con una puesta en escena sencilla y unas interpretaciones correctas, La tortuga de Califòrnia intenta resultar trascendente pero no consigue distanciarse del melodrama.
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