Entretenimiento efectivo

La tienda de los horrores

La tienda de los horrores
01/10/2019

Ahora que Barcelona está todavía averiguando en qué punto se encuentra la salud de su teatro musical, La tienda de los horrores parece postularse como una de las pocas grandes apuestas locales con una cierta garantía de éxito para esta temporada. Hace tiempo que Àngel Llàcer y Manu Guix han demostrado, básicamente, tener un buen olfato comercial a la hora de levantar y vender sus espectáculos y, lo más importante, hacerlos funcionar escénicamente i conectar con el público. Después de El petit príncep y La jaula de las locas, siguen la efectiva fórmula de mezclar comedia y emoción con buenas canciones asociadas a una marca. Pasado por el filtro de la comercialidad que implica, en este caso, dar luz y distancia cómica a una historia que es, en realidad, bastante oscura y triste, La tienda de los horrores resulta un espectáculo amable, divertido, entretenido y fácil de disfrutar. La puesta en escena y la estética son funcionales, con decisiones de vestuario curiosas, sin ser espectaculares pero sí vistosas. Del reparto, hay que destacar una magnífica Diana Roig que brilla con luz propia, acompañada de un notable Marc Pociello y las fantásticas Sey Sisters (apesar de su poco justificado acento), que compensan a algunos secundarios algo perdidos o fuera de tono. Pero lo mejor de todo son las canciones de Alan Menken que ya todos conocemos por la adaptación cinematográfica o las anteriores puestas en escena, que son lo que verdaderamente hace que la obra vuele y nos toque el corazón. En definitiva, un fresco entretenimiento que hace pasar un buen rato a pesar de no haber salido redondo del todo.

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