Esta producción de La Taimada está llena de imágenes que perturban, desde el lento paseo de los cinco bailarines (momento de la creación) hasta la aparición de los accionadores, la manipulación de cuerpos inertes o el baile de las prostitutas. Todo ello bien sazonado de escenas violentas y momentos que incomodan, como el largo proceso de desvestir y lavar un supuesto cadáver. Según el programa de mano, la obra quiere mostrar la evolución del ser humano después del octavo día, cuando el creador ya se había retirado a descansar. Lo que vemos, pues, es la autodestrucción del hombre y la pérdida irreparable del sentido común. Y lo vemos a través de una estética que recuerda a Kubrick e incluso a películas del último cine de terror. En resumen, un largo espectáculo de danza-teatro -se hace difícil definir el término viendo las últimas propuestas- que no será del paladar de todo el mundo pero que contiene momentos interesantes y una firme voluntad de provocar, cuestionar y generar debate a la salida.
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