Desde que La Perla 29 se fijó en Brian Friel con Traduccions, el dramaturgo irlandés ha dejado de ser un desconocido en Barcelona. En este caso, Sílvia Munt ha apostado por La resposta, un texto coral que explora las frustraciones personales y profesionales de los siete personajes de la obra. Bajo una capa de normalidad y tranquilidad aparente, Tom y Daisy —David Selvas y Emma Vilarasau, una pareja que seguramente no habríamos imaginado nunca—, viven un drama latente por dos motivos: tienen la hija ingresada en un centro psiquiátrico, y tienen graves problemas económicos.
En una reunión con familia y amigos, Friel dibuja un friso de personajes que se mueven entre la infelicidad y la frustración. La incomodidad reina entre todos ellos. Àlex Casanovas y Àngels Gonyalons, la pareja de amigos aparentemente brillantes, guapos y triunfadores, tampoco son capaces de ser felices. ¿Estamos ante un drama existencial? Probablemente. No en vano se llama a Brian Friel el Chéjov irlandés. A medida que va avanzando la reunión, cada personaje es recluye más en sí mismo para no notar la incomodidad que le generan los demás. Con La resposta, Friel deja claro que la incertidumbre gobierna el destino de los personajes, que no hay respuesta a ninguna de sus dudas. El mismo conflicto de la obra es quieto y latente, por esto no resuelve.
El montaje dirigido por Sílvia Munt es tan sencillo como desolado y triste. Siete actores muy bien dirigidos interpretan a siete personajes que no saben encontrar su lugar. Muy buena interpretación de todos, sin destacar a ninguno, ni tan siquiera a Emma Vilarasau, quien ya hace años que nos tiene acostumbrados a papeles extremos y diabólicos. Sílvia Munt ha hecho una dirección coral para una obra coral en que lo importante es el ambiente gélido e incierto que los personajes crean.