Oriol Broggi y la excelente compañía teatral laperla29 han sido los responsables de volver a sacar a la luz la obra teatral Bodas de Sangre, que fue escrita en 1931 por el gran poeta y dramaturgo granadino Federico García Lorca. Y, como era de esperar, el montaje final es fantástico.
A pesar de que la obra está representada por un grupo reducido de actores, todos ellos son capaces de representar durante la misma obra varios personajes de manera excelente, ya que aun siendo pocos consiguen ocupar y llenar todos los papeles. No solo la obra presenta pocos intérpretes, sino que el material escénico y el vestuario usado también son mínimos, pero aun así, los actores con su voz y sus gestos llenan la escena sin necesidad de utilizar material superfluo.
Aunque los actores realizan un gran papel, no hay que olvidarse de los músicos y cantantes que son, sin duda, un elemento clave en dicha función. A pesar de no representar ningún personaje en concreto y estar en un principio en un segundo plano, a medida que transcurre la obra, se convierten en un elemento protagonista e imprescindible de la obra. Si bien los actores guardan fidelidad al texto escrito por Lorca, los músicos consiguen trasladar al espectador a esa atmósfera lorquiana que, a su vez, está reforzada por los precisos y sutiles juegos de luces.
La obra cuenta con un montaje visual, que teniendo en cuenta el gran papel que desarrolla el grupo de actores, este queda en un segundo plano pasando casi a ser innecesario. En esta misma línea se encuentra la presencia de animales. Estos dos elementos no restan brillantez a la obra, pero tampoco la embellecen.
Como conclusión, cabe destacar que es una obra que respeta totalmente el texto de Lorca y, por tanto, el espectador se sumerge en el mundo literario del dramaturgo. Además, cuenta con una puesta en escena brillante. Evidentemente, representar un texto de este autor no es una tarea sencilla, pero, sin duda, tanto el director como la compañía han logrado que el espectáculo en todo su conjunto sea espectacular.