Cuando tu identidad está íntegramente consagrada a alguien, perderle trae graves consecuencias. Incluso si la pérdida consiste en algo tan lógico como un hijo que crece y se independiza.
La imposibilidad de desprenderse de un hijo es lo que trata La mare, la pieza de Florian Zeller que puede verse estos días en la Villarroel. Su protagonista es una madre dependiente e irritable, una persona que ha dedicado toda su vida a su familia y que ahora se encuentra despechada, enfadada con el mundo y, sobretodo, terriblemente vacía…
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