Primero acudí a la lectura que se hizo en la Sala Beckett para despedirse de su espacio e ir a la nueva sede. Y quedamos contentos del resultado que pudimos ver. Tal como quedó la lectura y cómo se divirtieron (y nos divirtieron) al final quisieron llevarlo de nuevo a los escenarios. Y el Maldà recogió hace un año el nuevo montaje, y ahora vuelve de nuevo para la recepción que tuvo.
El texto y la dirección son de Victoria Szpunberg y repiten Marc Rosich, Sandra Monclús y Jordi Andújar. Los personajes son el Señor Bruno (Marc Rosich), la máquina de hablar (magnífica Sandra Monclús) y el perro que da placer al Sr. Bruno (Jordi Andújar). Este trío son los protagonistas de esta fábula que nos introduce en esta vida rodeada de máquinas malditas.
Inicialmente nos hablan de la soledad y la necesidad de la búsqueda de compañía que tenemos. En Bruno vive con una máquina de hablar (genial Sandra Monclús) que ve como un perro diseñado para dar placer entra en este triángulo de aislamiento que nos encontramos muy a menudo. Esta es la historia de una relación de poder, de dependencia y de amor.
Compañía ante el asedio que nos encontramos. Del trabajo a casa y de casa al trabajo. Con la falta de amigos, con la falta de compañeros y con la ayuda de una máquina como única compañía. Hace 10 años, todavía no teníamos el resurgimiento de las redes sociales, o podrían ser la máquina de hablar actual.
Inicialmente visto como una comedia, nos hace reír en muchas ocasiones para ir demostrando paulatinamente un futuro de soledad agrio que nos encaminamos poco a poco. Marc Rosich nos retrata un personaje áspero y amargado, roto por la sociedad. Jordi Andújar nos vuelve a demostrar que arriesga, es fabuloso y da placer al Marco ya los espectador con su actuación. Pero Sandra Monclús, que es la presencia constante durante la obra; nos ha encantado de inicio a fin. Sin moverse nos cautiva con su voz.
Ahora vuelven de nuevo, y la volvemos a recomendar. En este enlace tenéis toda la opinión de cuando la vi.