Estoy seguro. Si Pere Calders hubiera visto la interpretación que hace Imma Colomer de varios de sus cuentos estaría más que satisfecho porque tanto como directora como intérprete ha sabido coger el tono y los ha llevado a la excelencia de manera respetuosa y medida, pero con imaginación y aquel espíritu lúdico y socarrón que caracterizaba al autor catalán. Con el acompañamiento discreto pero eficaz de la acordeonista Dioni Chico, la función ha quedado redonda. Qué riqueza de lenguaje concentrado en tan pocas palabras y cuánta habilidad para hacernos llegar al público que no puede parar de sonreír y reír ante tanta finezza. Id, de verdad, id.
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