Extenuante y un poco tramposa

La llista

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19/02/2016

Es indudable que Laia Marull hace un gran esfuerzo en este monólogo dirigido por la actriz canadiense Allegra Fulton. No se puede negar tampoco que el envoltorio es perfecto, con un cuidadoso y delicado trabajo de iluminación, sonido y proyecciones. El texto también tiene una buena premisa y una idea que quizás se podría haber desarrollado mejor, pero que funciona a ratos. Entonces, ¿qué es lo que falla? ¿Por qué el monólogo no me ha acabado de conmover? ¿Por qué la interpretación de Marull no llega a traspasar? Después de darle vueltas, creo que una vez más tiene la culpa esta fiebre, o epidemia, o moda pasajera de dotar a algunos monólogos de un movimiento continuo, extenuante, y muchas veces inútil. No defiendo la inmovilidad de Lolita Flores en La plaça del diamant, pero creo que hay un término medio… Si la actriz no para de hacer acciones innecesarias y poco ligadas con el texto se corre el riesgo de agotar al espectador a los diez minutos, de enviar la naturalidad a la basura y de hacer perder la atención por lo que se está diciendo. En este monólogo en concreto, además, me dio la sensación que me querían sacudir a la fuerza, conmover sin ganas y hacerme algunas trampas al solitario. Aún así es recomendable por el esfuerzo, porque tal como decía al principio la actriz se entrega en cuerpo y alma a una propuesta que quizás no le hace del todo justicia.

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