Esta es una obra reivindicativa… y a reivindicar. Un texto durísimo, punzante, que nos habla de derechos humanos, de pederastia, de violencia hacia las mujeres y de un país tan grande, tan maravilloso y, a la vez, tan desigual y peligroso como es Méjico. La periodista Lydia Cacho pone voz a las injusticias sufridas por las mujeres en su país, pero también las vividas en primera persona en el 2005. Perseguida, secuestrada, torturada y amenazada de muerte en varias ocasiones, Cacho ha tenido que enfrentarse a peligrosas organizaciones internacionales pero también a políticos de su propio país. Lo que deja muy claro la obra es que ser mujer, periodista y activista por los derechos humanos en Méjico comporta un grado de peligrosidad muy alto. De hecho, el número de periodistas y activistas asesinados anualmente en ese país es estremecedor.
Para hacer llegar al público este testimonio, el director José Martret ha optado por un monólogo que se presenta en formato live cinema. Este recurso del cine en directo ya lo hemos visto otras veces –Kingdom, Ombra (para Euridice), Excalibur i altres històries d’animals morts– y normalmente consiste en poner una cámara en el escenario que capte los primeros planos de los actores o incluso aquellos momentos que quedan ocultos al público. En La infamia el recurso empieza desde un buen principio y nos acostumbramos a él con facilidad, puesto que en lugar de resultar un estorbo ayuda a imaginar escenas imposibles que nos ponen los pelos de punta. La interpretación de Marina Salas ayuda a que nos creamos esos momentos y a que lleguemos a pensar que no está sola en el escenario. La suya es una interpretación brillante y arriesgada, sobre todo porque actúa a la vez para los espectadores en directo pero también para la cámara que no para de seguirla. Una apreciación importante, puesto que las interpretaciones para cine o para teatro pueden tener ligeras –o grandes- diferencias…
Hay que mencionar también que el monólogo se reparte entre Salas y Marta Nieto. Las dos se ponen en la piel de Lydia Cacho, y las dos fueron premiadas ex aequo con el premio Max de este año a la mejor actriz.