Esta comedia de Oscar Wilde nos habla sobre la falsedad de las apariencias en una Inglaterra donde la estricta moral victoriana, representada por una excelente Laura Conejero en el papel de Lady Bracknell, obliga a los dos protagonistas a construir identidades o vidas paralelas para poder cumplir con sus deseos sin sacrificar su estatus social. Cabe recordar que Wilde fue encarcelado por conducta indecente solamente tres meses después del estreno de esta obra. Sin duda sabía de lo que hablaba.
Las dobles identidades de los protagonistas y sus líos de faldas son el motor de esta frenética comedia cuyo ritmo no hace más que ascender. Réplicas aceleradas, entradas y salidas constantes, momentos musicales perfectamente integrados, una estética muy cuidada y muchísima ironía dramática son los ingredientes de esta propuesta de David Selvas. Una divertida experiencia que sirve tanto para el espectador que busca pasar un buen rato, el que quiere revivir este clásico teatral o el aficionado a la crítica social.
Pero ¿cómo ha evolucionado esta estricta y doble moral victoriana hasta la actualidad? ¿En qué medida condiciona nuestras vidas? ¿Cómo construimos nuestra identidad entre la esfera pública y la privada en la actual era digital? Este ejercicio de adaptación al contexto contemporáneo habría resultado muy fructífero y estimulante. Pero esto sin duda, sería otra obra.