Del vodevil al drama

La fuerza del cariño

La fuerza del cariño
25/10/2020

Convertir uno de los melodramas estelares del cine de los ochenta en una especie de vodevil tiene su mérito, aunque sea un mérito dudoso. Es cierto que el original de James L. Brooks tiene toques de comedia y algún que otro personaje extravagante, pero toda la primera parte de esta versión teatral se excede con las idas y venidas, las llamadas telefónicas cruzadas, los malabarismos sexuales y algún que otro personaje excesivamente estereotipado. Podríamos pensar que se ha hecho para complacer al público de Lolita Flores, pero creo que seria ningunear un público que la ha seguido igualmente cuando ha hecho La plaza del diamante o Fedra. Además, la actriz es la que más se centra en el tipo de interpretación que la obra requiere, consiguiendo una naturalidad que le permite transitar sin problemas de la comedia al drama… y dejar por el camino alguna escena memorable. Y es que Lolita transciende cualquier proyecto teatral en el que participa hasta convertirse en el eje principal, con todo el que esto comporta de bueno y de malo.

Ya hemos dicho que la adaptación de la pieza es ciertamente irregular, cosa que también constatamos en la dirección de actores. Sara Moraleda empieza con un tono demasiado infantilizado pero va mejorando a medida que el personaje madura y el drama se hace más palpable. Por su parte, a Antonio Hortelano le toca el personaje quizás menos definido de todos, mientras que Luis Mottola hace el más agradecido… pero también el más peligroso a la hora de acertar con el tono y no pasarse. Por último, comentar que Magüi Mira (directora y dramaturga) parece ya especializada en adaptar al teatro películas oscarizadas, como En el estanque dorado o El discurso del rey, ambas representadas en Barcelona hace unas temporadas. Veremos cuál será la próxima…

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