Todos tenemos más o menos claro que se puede esperar de un montaje de un texto de Sagarra en el Teatre Nacional, pero, en este caso, quizás habría estado bien arriesgar un poco con la puesta en escena (más allá de la interesante distribución de escenario y público en la sala pequeña).
La fortuna de Sílvia es un texto denso, muy literario y poco oral, que, en la sala pequeña del TNC suena afectado y encorsetado a causa de unas interpretaciones poco orgánicas y un poco rígidas.
A pesar de todo, y teniendo en cuenta que el texto es de 1947, los personajes femeninos resultan interesantes, así como su reflexión sobre la barbarie de la Segunda Guerra Mundial.