Gaetano Donizetti es conocido por el drama operístico Lucia di Lammermoor o por la comedia L’elisir d’amore, pero dentro de su repertorio hay esta ópera cómica que en su conjunto representa una auténtica delicia. Tiene un argumento divertido e incluso entrañable y contiene el aria de tenor más difícil de la historia («Ah, mes amis…» cumple la increíble proeza de exigir al cantante nueve Dos de pecho). No se quedan lejos las magníficas intervenciones del coro, que por sí solo forma un único e importantísimo personaje, ni las magníficas arias de la soprano, que también tiene que resolver un montón de escenas cómicas y demostrar en el escenario un carisma del más alto nivel.
La propuesta de Laurent Pelly, que ya lleva muchos años rodando por escenarios de medio mundo, tiene el encanto de las ideas sencillas pero magníficamente ejecutadas. Tiene aires de cuento, pero también de musical clásico, con algunas pequeñas coreografías que aportan luminosidad y diversión al espectáculo. Además, el detallismo de la escenografía, del movimiento actoral y de la composición escénica convierten el conjunto en una pequeña joya. Si encima añadimos el tenor mexicano Javier Camarena, uno de los mejores del momento, y la soprano aragonesa Sabina Puértolas, ya lo tendremos todo. Incluso la reconocida y espléndida contralto Ewa Podles se reserva el divertido papel de la marquesa, que habla más que canta, pero que muestra su enorme versatilidad. Todo un lujo.