En los teatros de pequeño formato nos encontramos a menudo con musicales de creación propia que -en ocasiones- acaban resultando una gran sorpresa, pero cuesta más encontrar creaciones originales en grandes teatros. Es por eso que, así de entrada, se agradece el esfuerzo de una compañía pequeña como La Barni de querer dar este paso de gigante, al igual que lo hizo hace un par de temporadas Els Piratas Teatre con Les feres de Shakespeare. Dicho esto, que era casi de obligado cumplimiento, podemos decir que La filla del mar es un musical con muchos aciertos… y también algunos escollos.
Adaptar a Guimerà al teatro musical no es ninguna novedad en nuestras tierras, sino más bien un reto y una fuente inevitable de comparaciones. En este sentido, el gran acierto de la compañía ha sido apostar por un concepto musical propio y por un intento de huir de los lugares comunes del gran musical. Se ha optado por una música de raíces más tradicionales, tocada con pocos instrumentos y totalmente integrada en la historia. No encontramos grandes melodías, ni canciones muy remarcables, pero el objetivo se cumple. Es cierto que, en la segunda mitad, parece que la obra se olvide de que es un musical… pero también justo es decir que es en el momento en que dramatúrgicamente la obra gana en interés y personalidad.
La propuesta escénica también es sencilla, pero funciona y es estéticamente bonita. He echado de menos, sin embargo, algún recurso que rompiera la idea a lo largo del espectáculo. Recursos teatrales sencillos que podrían haber vestido mejor un espectáculo que pretende ser de medio o gran formato… Creo que se ha querido hacer algo así con las cuerdas, pero quizás no ha sido suficiente ni del todo acertado. En cuanto a la parte interpretativa creo que es más que correcta, a pesar de que a nivel musical destaquen sobre todo Toni Viñals y Mariona Castillo. Esta última acaba haciendo también un gran esfuerzo en la parte dramática, y creo que al final su personaje -sin ser el más importante- acaba dejando una gran huella.
La sensación final es que La filla del mar lo tiene todo para ser un gran musical (coreografías aparte), pero la corrección formal quizás no ha permitido que destaque en ningún aspecto. A veces es bueno salirse de los márgenes y correr el riesgo de equivocarse. Aun así, creo que el espectáculo puede tener una larga vida y que gustará a un público bastante numeroso, al igual que ya lo hizo Maremar hace unas temporadas.