Hacer un musical sobre un universo y unos personajes que ya han tenido adaptaciones cinematográficas y televisivas tiene la ventaja de contar, previamente, con la simpatía de gran parte de los espectadores. El peligro, en este caso, es no tener la habilidad de ofrecer aquello que el público espera. En este sentido, La familia Addams es un buen entretenimiento, divertido, macabro, bien ejecutado y con chistes para todos los gustos. Como espectador, te da lo que has ido a buscar pero, al mismo tiempo, se reserva espacios para la sorpresa. La ambientación del teatro juega muy a favor de generar la atmósfera adecuada para hacerte pasar un buen rato con sus gags de humor negro (más o menos) aptos para todos los públicos. Las canciones del montaje son bastante animadas y el diseño de iluminación y vestuario muy logrados y bien resueltos. También el reparto se entrega a la causa con una energía vibrante entre los que destaca enormemente la actriz Lydia Fairen en el papel de Miércoles. Quizás, como muchas grandes propuestas, hay algunos números que gustarán más que otros y quizás la historia resulta sencilla para dos horas de duración. En cualquier caso, la dirección del espectáculo ha captado muy bien el ritmo y dinamismo que el espectáculo necesita y el espíritu festivo que hará al espectador salir satisfecho de la función.
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