Hace 20 años que se estrenó la versión de La extraña pareja en el Teatro Borràs de Barcelona donde, por primera vez, coincidían Joan Pera y el ya desgraciadamente desaparecido Paco Morán. De aquel histórico espectáculo que aguantó en cartel más de cinco años, nació una de las parejas cómicas más célebres y rentables del teatro catalán. Basando su humor en la improvisación, la química entre actores (por encima del ritmo y del texto) y la mezcla de idiomas, el éxito se prolongó en otros tres espectáculos: La jaula de las locas, Mamaaá y Matar al presidente con lo que parecía que el viaje había concluido. Sin embargo, el mismo director de la original, Angel Alonso, y Joan Pera han decidido resucitar el espectáculo escogiendo el gran actor Antonio Dechent como sustituto de Morán. Andaluz como él, la propuesta trata de repetir las jugadas que tan bien funcionaron entonces, rescatando gags que habían nacido espontáneamente con Morán y que recuperar ahora resulta casi un ejercicio de mal gusto. Hay que decir que Joan Pera continúa en plena forma como actor y no ha perdido en todo este tiempo su carisma ni su gran vis cómica. Pero la química con Dechent resulta artificial y, además, sintiéndolo mucho, ya no tiene la edad apropiada para interpretar el personaje: un reciente divorciado que no debería tener más de cincuenta años. El gran problema es que todo esto no sirve ni como ejercicio de nostalgia, ya que, inevitablemente comparado al buen recuerdo colectivo, puede llegar incluso a deprimir. Si de verdad se hubiera querido recuperar el espíritu de aquella vieja comedia americana, se podía haber escogido otro texto de Neil Simon, por ejemplo, The Sunshine Boys, donde Joan Pera habría lucido más haciendo, además, un papel acorde a su edad. Ahora bien, para un proyecto así, hay que estar dispuesto a alcanzar nuevos retos y aquí parece que todo es más bien una cuestión de dinero.
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