Nostálgica y entrañable

La dona del 600

La dona del 600
04/11/2019

Pere Riera ha escrito y dirigido una obra entrañable y es así porque aquellos que no han conocido el 600, que seguramente serán muchos, encontraran en ella muchos aspectos que les harán sonreír, llorar en algunos momentos y en otros, identificarse con algún personaje, pero siempre con un toque de ternura hacia todos ellos.

Se trata de una obra sobre las relaciones familiares que son siempre, complicadas. En una hora y cuarenta y cinco minutos aflora todo aquello que de cerca o lejos hemos podido vivir: celos no confesados, secretos no desvelados, ausencias no aceptadas, roles auto-impuestos, reproches y culpas. Todo ello va saliendo y hacen del escenario un gran plató psicoanalítico en el que se descubren los mundos interiores de todos y que ayuda a la comprensión y al perdón.

Todos los actores y actrices están formidables. Guanyalons nos sorprende cada vez más y en cada obra crece en su forma interpretativa. Mercè Sampietro, aunque tiene poco papel en el escenario, representa un personaje ausente que es el hilo conductor de toda la obra y, tanto ella como su interpretación están siempre presentes. Jordi Banacolocha es un actor veterano consolidado y su seguridad da paz y equilibrio a toda la obra. Rosa Vila es el contrapunto de la hermana. Tiene un papel más difícil porque es la más atormentada de la familia y vive consumida por la falta de aceptación de la muerte de la madre. Lieto fine forzado pero gratificante.

La escenografía de Sebastià Brosa es dinámica con escenas que vuelven al pasado en el que aparece la madre. El 600 está siempre presente en el escenario.

Felicito a Pere Riera por la delicada manera de tratar la muerte y su aceptación como un hecho natural y la no intervención de la familia respetando la voluntad de la enferma. Es más efectivo para la muerte digna una obra como ésta que todas las leyes que se puedan promulgar las cuales normalmente llegan tarde y son insuficientes.

Es un canto a la estimación de la familia, al poliamor, al respeto a las personas mayores, a los vínculos familiares y a la manera de fortalecerlos. La estructura teatral es redonda y el ritmo adecuado.

Muy recomendable

 

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