Otro de los grandes estrenos de la temporada teatral madrileña nos lo trae la compañía La Cubana, compañía que, aunque también tiene detractores, es admirada por la mayoría. Entre los que la admiran, un servidor. Cierto es que sólo he visto dos de sus espectáculos, «Cómeme el coco, negro» y ésta de la que les hablo, «Adiós, Arturo«. Y digo yo, ¿porqué no habré visto más? Si es que no paro de reírme. Todo aquello que creen que han inventado los del cine inmersivo y el sing-along (que son la bomba), La Cubana ya lo hace desde hace años en el teatro. El espectador es y se siente parte del espectáculo (que no se asuste nadie que a nadie se le obliga a hacer nada… ahora, déjense hacer para una experiencia mayúscula).
Con, «Adiós, Arturo» formas parte del espectáculo ya desde que estás esperando en la puerta para entrar al teatro. Lo que pasa después, no lo desvelaré. Bueno, más bien no hablaré de cómo pasa lo que pasa. Que sea sorpresa. De lo que sí hablaré es del argumento. Prepárense para asistir al funeral de Arturo Cirera Mompou, empresario y artista fallecido a la edad de 101 años. El funeral más divertido de la historia al que asisten los personajes más ilustres de dentro y fuera de nuestras fronteras, además de unos parientes un tanto expectantes ante la posibilidad de heredar mucho dinero.
Mi recomendación. Pásense por el teatro a presentar sus respetos a Don Arturo. Ah, pero no vayan de negro, desentonarán un poco…