Revisitando Kràmpack

Kràmpack

Kràmpack
07/11/2019

Han pasado nada más y nada menos que 25 años desde que se estrenó Kràmpack en los teatros, y ahora nos encontramos con una revisión en el Teatre Aquitània, una que el público nostálgico podrá volver a disfrutar, recordando las carcajadas que seguro les causó en su momento y que ahora seguirá produciendo. Unos cuantos, me incluyo, solo pudimos disfrutar de la película del 2000, por eso se agradece una puesta en escena de esta que ya es un clásico de la comedia actual catalana.

Los actores y actriz de la compañía nos hacen recordar los buenos momentos que nos brindaron la obra, la película y también Plats Bruts. Porque en todo momento podemos ver a David y a Lopes, aquel dúo inseparable que se retroalimenta de sus acciones, así como otros personajes de la serie, que siempre acaban haciendo reír al público a través de sus respuestas y desgracias. Aunque quizá veamos incluso demasiado a los personajes de la serie. Pero la sencilla puesta en escena y el buen control del tempo y de la comedia de todo el equipo hacen de este Kràmpack algo vivo y dinámico, que hace entrar al público en la historia y lo lleva entre risas.

Eso sí, si es cierto que la compañía ha querido actualizar un poco la obra, introduciendo conceptos como Netflix en el texto, creo que solo se han quedado con cuatro conceptos parecidos, y tengo que decir, siempre bajo mi punto de vista, que la obra me parece un poco desfasada por lo que respecta al humor. No se trata de una historia de amor homosexual, si no quizá de una historia de amor y aprecio entre dos hombres bisexuales, quizá incluso heterosexuales. Y quizá solo sea una historia de amistad y dependencia, de cómo acabamos perdiéndonos a nosotros mismos y al valor que tenemos y damos a los demás, dejando que nuestra personalidad se diluya, incluso nuestra propia existencia, en otras personas. Pero han pasado 25 años y creo que la visión que da el humor de la obra ha pasado un poco de moda.

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