No hay nada más necesario que ver de vez en cuando una comedia romántica, una historia de amor que, aunque parezca sencilla, muestre aspectos esenciales para que cualquier relación funcione. Bajo el velo de la comicidad y el buen ambiente, muchos de estos textos exponen miedos y necesidades emocionales que son obviadas y que, tras unas sonrisas, se quieren mostrar y hacer visibles.
Laia y Toni son pareja en Kramig y acaban de saber que tendrán un hijo. Durante el viaje por este embarazo, repasan su historia de amor y las dudas sobre su futura maternidad y paternidad.
El texto de Marta Buchaca bebe sin duda de las historias firmadas por Nora Ephron (Tienes un e-mail, Cuando Harry encontró a Sally) y Eleanor Bergstein (Dirty Dancing), un estilo directo con intención de mostrar relaciones e historias realistas, con una mirada esperanzadora. Parte de un lenguaje claro y sin florituras, que traslada las conversaciones de cualquier pareja al escenario con facilidad, conectando directamente con el público.
Una escenografía sencilla, pero llena de significado alrededor de la obra, es testigo de la química brutal entre Anna Moliner y Biel Duran, los protagonistas de esta historia. Su interacción es natural y se nota desde el primer momento, como sus personajes, que conectan al mismo nivel creando un relato verídico y muy atrayente hacia la espectadora. Divertidos, emotivos y reales, así se muestras intérpretes y personajes, haciendo la historia más cercada y querida.
Un elemento que acaba de enamorar a la audiencia es la banda sonora de esta producción, recuperar canciones de Dirty Dancing, Oficial y Caballero, Tienes un e-mail o, incluso, reconciliar al público con Boig per tu (con una versión increíble y diferente con desafío vocal de Moliner) es todo un acierto que se agradece y venera.
Como los personajes, la espectadora se enamora de la historia y también se siente un punto de tristeza y melancolía cuando se acaba