Ahora que, últimamente, se ha puesto de moda el teatro documental, resulta tan curioso como interesante que Marilia Samper haya decidido transformar el género para hacer hincapié en la primera persona y los recuerdos familiares. Con este montaje que escribe y dirige, usa el árbol genealógico y textos biográficos (como el diario de la abuela) de la protagonista (Meritxell Yanes) para dar voz a testimonios anónimos que, sin embargo, son parte imprescindible y muy valiosa de nuestra historia colectiva. Lejos de ser un ejercicio caprichoso, Kilómetres transmite una gran generosidad, una buena dosis de ternura y una universalidad muy auténtica. A pesar de estar hecho con el corazón en la mano, la compleja realidad familiar de la narradora entorpece el ritmo, complicándose en un entramado de hermanos y hermanas que no termina nunca y que nos impide seguir la trama con naturalidad. Este problema provoca una bajada de intensidad e interés en el segundo tercio de la propuesta. Afortunadamente, una puesta en escena efectiva y la actitud cercana y carismática de Yanes ayudan a remontar el espectáculo en su tramo final. Hay que destacar, además, todos los fragmentos audiovisuales que son, en esencia, el alma de esta obra que se mantiene fiel a los hechos hasta las últimas consecuencias, consiguiendo evocar el valor inmaterial de un álbum de fotos antiguo.
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