Contemporaneidad mitológica

Kassandra

Kassandra
05/11/2018

La mitología griega, cuna de nuestra civilización, siempre será una fuente inagotable de referencias a la hora de hablar de los temas universales a los que nuestro presente pide volver una y otra vez. Es este diálogo entre la tragedia clásica y el mundo contemporáneo donde Kassandra resulta un espectáculo de lo más acertado. Personaje secundario y, en cierto modo, maltratado de las obras de EsquiloEurípides, la sacerdotisa maldecida por Apolo es reconvertida aquí por Sergio Blanco en una joven prostituta transexual refugiada de un país del este de Europa. De este modo, la pieza pone el foco en la marginalidad, la injusticia y el dolor de aquellas personas que nuestra sociedad deja de lado, ignora o malentiende. Desgraciadamente, más allá de un audaz concepto global, el texto y el arco narrativo no es, en realidad, demasiado memorable. Aparte de algunas buenas ideas y momentos bastante emotivos, la historia no acaba de profundizar tanto como haría falta en las problemáticas que expone, tiñiendo, además, muchos pasajes con un sentido del humor no demasiado inspirado. Por suerte, la actriz Elisabet Casanovas brilla por sí sola, volviendo a demostrar su espléndido talento para llenar la escena con su espontaneidad, verdad, carisma y desparpajo. La dirección de Sergi Belbel también consigue que el espectador entre muy bien en el juego escenográfico y lingüístico que se propone, a pesar de que hay que saber una mínimo de inglés para poder apreciar el montaje en su totalidad. En este sentido, la fuerza de la obra vuelve a residir, definitivamente, en la forma más que en el contenido, ya que el esfuerzo que el público tiene que hacer para entenderse con el personaje transmite mucho mejor el mensaje global que no el relato que la actriz recita.

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