Dos hermanos, John y Jen, nacidos en los años 50 en los Estados Unidos, viven los cambios de la sociedad al mismo tiempo que evoluciona su relación. Con ellos nos embarcamos en un viaje a través de los años que nos muestra como algunas decisiones pueden ser determinantes en nuestra vida.
La obra, basada en el libro de Tom Greenwald y Andrew Lippa, está diriga por Xavi Duch, a quién estamos acostumbrados a ver como protagonista en alguno de los musicales de éxito de la escena catalana (Sugar, ningú és perfecte, El petit príncep). Duch utiliza su experiencia para presentarnos esta historia llena de canciones emotivas y con una carga importante de dificultad vocal que sus dos protagonistas, Marc Pociello y Anna Valldeneu, superan con nota.
Cualquier amante de los musicales tiene la obligación de ir a ver este espectáculo íntimo y personal, donde los dos personajes van creciendo y, con ellos, su experiencia, sus dudas, sus miedos y su personalidad. No os negaré que estamos ante un texto dramático, pero con toques de humor que hacen sonreír al espectador entre canción y canción.
La complicidad entre los dos actores refleja al 100% el amor fraternal y, este, es uno de los grandes aciertos de esta obra: el reparto. Pociello y Valldeneu se dejan la garganta y el alma en su interpretación y, eso, hace que el espectador viva con ellos su historia.
La puesta en escena es mínima, pero con aquello estrictamente necesario. No sobra ni falta nada y, aquí, Duch nos descubre su faceta de director, marcando los tempos musicales y poniendo énfasis en aquellos momentos que realmente provocan que la historia funcione.
Aunque la historia engancha, y mucho, porqué quieres saber hasta dónde llegará, sí que es verdad que la parte final del montaje se alarga innecesariamente y se podrían recortar algunos momentos que, aunque importantes para la evolución de la historia, a veces se estiran demasiado.
En definitiva, dejaros llevar por esta aventura musical que os removerá un poco el alma, al mismo tiempo que os contagiará de ritmo el cuerpo.
