Imaginad un hombre joven relativamente feliz, trabajando en el obrador de una panaderia barriendo por once euros a la semana; es deficiente mental, pero quisiera ser inteligente y, claro, también quisiera ser amado. I ahora imaginad que entra en un experimento y después de una operación (previamente ensayada con un ratoncito) se vuelve cada vez más listo y alcanza un coeficiente cada vez más alto… para descubrirse incapaz de ser feliz y vivir inmerso en la soledad. Lo estoy simplificando mucho por la falta de espacio. Ferran Audí ha escrito y dirigido una pieza muy bien trabada y Raimon Molins, con la ayuda del bailarín Miquel Barcelona, la ha elevado a la excelencia con su interpretación, ayudado de una bona puesta en escena. Altamente recomendable.
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