Salir de la sala con la sensación interna que el milagro todavía es posible. Que todavía los hay, de actores. Y que técnica, oficio y sangre estan al servicio de esta caja provocadora y onírica que es la escena. Felipe Cabezas se ríe del personaje, del oficio y del público a través de la vida y gloria de un saltimbanqui famoso: Tristano Martinelli.
Creador del emblemático personaje de Arlecchino en el París del Cinquecento, la trayectoria de Martinelli es un ejemplo paradigmático de las luces y sombras que surcan la vida de los actores, tanto en la Europa tardorenacentista cómo en el mundo contemporáneo (las cuchilladas de Felipe Cabezas a la escena actual son deliciosas; y muy agradecidas, dado el autobombo oficialista). Las cosas parecen no haber cambiado mucho; quizás son cosas del oficio. A saber. La crítica ácida y bufonesca de Felipe Cabezas deja esta reflexión y muchas otras.
Inferno es fresca, irreverente y digna de la comedia del arte. El actor se desdobla en una decena larga de personajes a lo largo de la obra y es capaz de mantener la tensión hasta el final con los recursos propios: voz, movimiento, pantomima y máscara. Es increíble como se transforma de un personaje a otro! Además tiene la tendencia a salirse del texto y romper la identificación del público con la obra. Marca de la casa o de la dirección de Berty Tovías; lo cierto es que se agradece y arraiga bien en la bufonada; una bufonada accesible a todos los públicos, y que no llega a ser criminal, a pesar del potencial del trabajo (elige artística, suponemos).
Primer Premio de Teatro Pepe Rubianes 2013, Inferno es una obra digna de este linaje actoral y cómico. Mala bestia, animal de los infiernos y monstruo de la escena. Felipe Cabezas tiene madera y fuego diabólico. Elogios dignos de un buen cómico y no de sucedáneos. Si el teatro (el infierno) es el reflejo fidedigno de nuestro mundo, no tendrá que ser el actor un digno diablo? “Acogemos los cómicos como se merecen. Que reciban el mejor trato, dado que son el resumen y la crónica del presente”. Que siga quemando este infierno de la Sala Fénix!