La buena fama de la compañía T de Teatre que, a pesar del tiempo y su evolución como grupo, todavía perdura tiene su inicio en el fenómeno teatral que supuso su espectáculo Homes! en 1994. El irónico análisis sobre la masculinidad hecha desde la voz y punto de vista de cinco mujeres resultó, entonces, una propuesta original, fresca y muy divertida que consiguió conectar de manera brutal e inolvidable con el gran público. El principal reto, pues, de esta nueva adaptación era el de aguantar la comparación con el buen recuerdo que todos tenemos de la primera versión. Competir con un recuerdo es una tarea difícil, puesto que la nostalgia tiende a idealizar aquello que nos hizo felices y, por lo tanto, de entrada, tenía todas las de perder. Idealizado o no el material original, el caso es que la comparación, al final, ha resultado el menor de sus problemas.
Esta reinvención que, en teoría, tendría que ser más actual y moderna, ha optado, por alguna extraña razón, por una factura, un tono y un espíritu totalmente anacrónicos. Su sentido del humor es muy antiguo, usando estereotipos muy desfasados y una idea del hombre tan arcaica que no funciona ni como crítica. Falta ingenio, matices, inteligencia. Y tiene muchas carencias de texto debido a haber sido construida con improvisaciones.
En definitiva, no es efectiva ni memorable. Ni siquiera como entretenimiento comercial consigue estar a la altura de las expectativas. Las canciones suenan bien pero se echa de menos que aporten más humor. En realidad, Carol López ha puesto demasiadas peso sobre el talento humorístico de las actrices que, muchas veces, salvan los gags con su carisma, pero otras muchas sólo hacen lo que pueden. De acuerdo que la parte final tiene más fuerza y las reivindicaciones feministas son vistosas pero esto no salva el conjunto de un olor de naftalina que no le corresponde y que se tendría que haber podido evitar.