Si una cosa podemos tener clara después de ver este espectáculo es que el hábitat de la juventud actual no es sólo la calle, o las discotecas, o los afters, sino el espacio virtual que conforman las redes sociales. Seguimos teniendo jóvenes perdidos, desarraigados o confundidos, como en generaciones anteriores, a pesar de que ahora la impersonalidad de las nuevas tecnologías acaba agravando o sobredimensionando los problemas. Ante esta premisa, un grupo de autores ha construido varios textos que Roger Torn se ha encargado de dramatizar y dirigir. El resultado tiene momentos interesantes y escenas visualmente potentes, pero la creación grupal no ayuda a desarrollar un proyecto coherente ni sostenible. Tenemos diálogos crispados, situaciones extremas, utilización de móviles y tablets, muchos gritos… e incluso alguna canción. Tenemos también cinco actores bastante esforzados (Diana Gómez, GeorginaLatre, Maria Hernández, Jaume Viñas y Rafa Delacroix) y un espacio escénico con mucho sentido, pero todo ello resulta inconexo, sin alma. Quizás era uno de los objetivos del proyecto, a pesar de que como espectador no me acabé de sentir cómodo en ningún momento. Hemos visto recientemente otros propuestas de estilo similar, incluso con premisas muy parecidas, que llegaban a conectar mucho más y que transmitían un mensaje más claro y comprensible.
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