Lluvia de emociones que calan poquito a poco

Guillem Albà i Clara Peya: Pluja

Guillem Albà i Clara Peya: Pluja
23/08/2018

Una propuesta bien bonita, mas grande cuando más pequeña se hace. Vemos y percibimos la enorme complicidad entre Guillem Albà y Clara Peya, tanto que, por momentos, me pareció que veíamos un proyecto pensado más para ellos y del que nos dejan ser espectadores.

Que no haya una «historia» como tal, no significa que falte contenido. Es un oasis de delicadeza, de poesía y ternura, de ilusión e imaginación, con varios (quizás demasiados) lenguajes: títeres de dedo, de hilo, teatro físico, máscaras y teatro de objetos minúsculos … todos de intimidad y proximidad. Nos van regalando, sin estridencias, bonitas imágenes, como frases susurradas alrededor del fuego, si bien aquí lo que hay es agua. El agua de la lluvia, refrescante y pura, que limpia y calma. Sí, tal vez en algunos de estos fragmentos, al menos yo, no he encontrado la conexión con los anteriores, pero las reflexiones iniciales y finales, sobre VIVIR, ser conscientes de las personas, que no gente, que nos acompaña sí me tocaron. Y es que no nos ha de dar miedo ser vulnerables, porque nos hace más fuertes, y es intrínseco a ser persona, y encontraremos entonces alguien que nos apoye y seremos grandes y viviremos, llenaremos de aire los pulmones para expresar nuestros sentimientos. Y sonreiremos.

Lo menos mejor: la duración. No encajo bien, lo admito, las propuestas inferiores a una hora.

Lo mejor: el mensaje de optimismo vital sin recurrir a filosofía barata. Y la proximidad que consiguen crear y transmitir. Así, por ejemplo, de Clara Peya he disfrutado, y mucho, de su música y siempre la he percibido como distante (nada que decir, que para distante, un servidor); pues aquí me pareció muy, muy cercana y tierna, y a quien me hubiera gustado abrazar, ya lo he dicho, hala.

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