Con el tiempo, quizás recordaremos estos años como el momento en el que el teatro catalán empezó, definitivamente, a apostar por la producción de musicales de creación propia. Más allá del buen trabajo que durante décadas ha hecho Dagoll Dagom, ahora más que nunca, encontramos en la cartelera una diversificación de pequeños y grandes nuevos formatos musicales con sello propio, cosa que demuestra que, a veces, de la crisis y el sufrimiento nace la creatividad más pura. Inspirada en la novela de Alfredo Ruiz del mismo nombre, Guapos & Pobres es un lamento generacional (otro) que retrata la realidad de los jóvenes actuales que ya han acabado los estudios y, a pesar de estar muy preparados, no encuentran el trabajo que les gustaría tener. El espectáculo recuerda conceptualmente a Rent, otro musical que también explicaba las desventuras de un grupo de amigos a lo largo de un año, a pesar de que éste resulta mucho menos oscuro y trágico. Musicalmente, el montaje es espectacular y, en este sentido, se tiene que reconocer el excelente trabajo del compositor Xavier Torras que ha sabido estar a la altura de las circunstancias. Además, todo el reparto está espléndido, manteniendo un nivel técnico y vocal al que no siempre estamos acostumbrados. Desgraciadamente, la historia no acaba de ser tan divertida como debería. Se explican muchas tramas de muchos personajes diferentes en poco tiempo y no todas tienen suficiente interés ni queda espacio para desarrollarlas. Quizás habría que haber hecho una apuesta más grande y dividir la obra en dos actos más largos con una pausa en medio. O, al contrario, reducir el número de personajes. En cualquier caso, la propuesta consigue momentos muy emocionantes y nos muestra un Ivan Labanda pletórico. Su evolución como artista es, francamente, impresionante.
¡Enlace copiado!