El Gran Hotel de las Reinas abre de nuevo las puertas de su lujoso y mamarracho complejo escénico-hotelero para resolver un crimen truculento… alguien ha matado a una emblemática y querida trabajadora del hotel. Un crimen de esta magnitud no puede quedar impune, por lo que las clientas del hotel tendrán que desplegar todos los recursos que tienen a su alcance para resolverlo: música, lipsinc, coreografías imposibles, humor, interacción con el público , looks de fantasía y audiovisuales impresionantes. Como la Señora Fletcher, pero en drag.
La nueva edición del gran show drag promovido por la productora Locamente y AtresMedia, ambos artífices de traer a nuestro país la franquicia televisiva de RuPaul’s Drag Race, es un gran espectáculo que asegura diversión durante casi tres horas, y que hará las delicias de los seguidores del programa. Para empezar es necesario reconocer que las tres ediciones del Gran Hotel han conseguido estabilizar en los escenarios teatrales un género artístico – el del travestismo de toda la vida, aunque ahora con una gran influencia norteamericana– que cada vez tiene más seguidores y más calidad, pero que hasta hace poco estaba condenado girar por el pequeño circuito de clubs, bares y discotecas, o ser un número aislado en un espectáculo de cabaret, con la inestabilidad y precariedad que ello supone para sus artistas. De hecho, en Barcelona se ha creado recientemente la primera Asociación Dragón de España, para luchar por la dignificación de las artistas que forman parte de ella. Y han logrado llenar los teatros hasta la bandera durante tres años: ¡chapeau!
En esta edición prepárate para seguir en Supremme De Luxe, que ejerce de cicerone por un hotel donde desfilan las exconcursantes de la última edición del Drag Race España: Pink Chadora, Chanel Anorex, Drag Chuchi, Hornella Góngora, Maria Edilia, The Macarena o la ganadora de looks ostentosos, Pitita. El espectáculo se vende como musical, pero se articula más bien como sucesión de gags y actuaciones drag. Aquí es donde el espectáculo brilla en su esencia más televisiva. El último tramo donde compiten Bestiah, Clover Bish y Pakita es una frenética demostración del potencial y la espectacularidad de este arte, que se deshincha en las tramas habladas, quizás excesivamente largas. Mención especial por Samantha Ballantines, que sustituyó a toda prisa a Vania Vainilla y provocó algunos de los momentos más hilarantes de la noche con su lengua afilada que reparte contra todo y todo el mundo.
Si te decides a ir vivirás una velada divertida que invita a celebrar la vida con libertad, pero sobre todo con estilo y espectacularidad. ¿Qué más se puede pedir?