Ha habido musicales que han llegado a todo el mundo, especialmente aquellos que comenzaron en Broadway y que, con el paso del tiempo, han ido teniendo sus representaciones en diversos países a lo largo de los años. Es complicado, a veces, conseguir que un musical que nació en los años 70, en un contexto y una sociedad específica, pueda tener vigencia y público 50 años después. Alguno, eso sí, lo consiguen.
En este caso, esta producción se estrenó en 1971 y presenta a un grupo de jóvenes que están a punto de tomar una decisión importante cuando aparece un hombre, de nombre Jesús, que les irá explicando historias con las cuales les querrá enseñar algunas ideas y pensamientos que quiere enraizar en su mente. Todos estos pasajes son musicales y animan a participar al reparto, pero también al público.
Una escenografía muy elaborada y detallada, donde el diseño de luces y la calidad del sonido son parte fundamentales del montaje, el relato se va construyendo con cada intervención del protagonista o de sus compañeros/as de escenario.
Es cierto que quizás la historia y el texto que se expone no acaba de cuajar en el momento actual, ni en la sociedad tal y como se conoce. Eso puede provocar que la espectadora no acabe de conectar con el musical y se eche un poco para atrás en el momento de inmiscuirse y dejarse llevar. Hay algunos pasajes, especialmente, con los cuales es muy complicado estar en sintonía. Pero dejando de banda esta parte de la producción, lo innegable es que como espectáculo tiene una tirada muy potente.
Los y las intérpretes tienen unas voces increíbles, cada uno con un género específico o un tono y rango diferentes a los demás, brillan y despuntan cuandod hacen la canción que les toca capitanear. La música en directo eleva sus voces y la puesta en escena, y dejan boquiabierta a la espectadora cuando llegan a algunas notas impresionantes.
Desgraciadamente se nota demasiado que está todo bien ordenado y no se desarrolla muy orgánicamente, se marca y una estructura que, sobre todo en la primera parte, va repitiéndose con diferentes protagonistas.
Es un gran muestrario de colores de voces y de profesionales encima del escenario, aunque como musical no acabe de tener un leitmotiv y una historia que enganche suficientemente al público durante todo el espectáculo.