Desde que Oriol Broggi dirigió su ya mítico montaje de Incendis en la Biblioteca de Catalunya, el dramaturgo libanés Wajda Mouawad se ha convertido en un habitual de la cartelera de Barcelona, hasta el punto que, casi hemos podido ver todas sus obras representadas. Es difícil encontrar un autor contemporáneo que continúe apostando por la tragedia y lo haga desde una mirada tan de hoy. También es interesante observar cómo sus textos han conectado de una manera tan intensa con el público catalán. Viendo Germanes, uno se da cuenta de que la clave puede estar en la forma en la que el escritor nos habla del dolor. Un dolor relacionado con la pérdida, la soledad y la familia que la sociedad actual (alienados como nos tiene) no permite que fluya, sea expresado y elaborado. Ambientada en la habitación de un hotel de lujo, el espectáculo consigue resultar sofisticado con pocos medios, cosa que tiene bastante de mérito. Las actrices protagonistas, Lluïsa Castell i Mónica López, demuestran una química espléndida, destacando también en sus momentos individuales, acompañándonos a través de una historia dura pero también llena de sentimientos y pinceladas de sentido del humor. En definitiva, se trata de una propuesta efectiva y convincente que pone de manifiesto que a Mouawad no hay que representarlo, necesariamente, con el tono y la ambientación de las tragedias griegas de hace veinticinco siglos… y funciona tanto o, en algunos casos, incluso más.
¡Enlace copiado!